La curva de caída de nuestra economía desde 2013 ya es de 45 grados, y esa pendiente aumenta cuando se toman solo los dos últimos años. Y los que estamos en Venezuela ya podemos saber a qué se parece vivir en el punto más bajo de una curva, cuya tendencia parece no cambiar. Todo es más lento, los servicios se dosifican con el temor permanente de que se suspendan, hay mas empresas cerradas que abiertas, y la escasez ya es estructural, pese a algunas burbujas de abastecimiento (como lo que estamos viviendo ahora) que sabemos que no pueden durar a menos que haya cambios importantes en la filosofía de desarrollo económico. Y que esa filosofía privilegie la inversión por encima del gasto. Porque en realidad la revolución se ha gastado la bonanza, y casi no ha hecho inversiones. Y eso es muy triste porque no deja ni siquiera el recuerdo de haber disfrutado la fiesta, pues fue para unos pocos, que se quedaron con casi todo.
La vulnerabilidad actual no es sorpresiva, sino que ya se anticipaba desde hace muchos años. Un modelo como el actual no es sustentable, y solo puede extenderse en el tiempo cuando hay mucho dinero para disimularlo; pero cuando el dinero comienza a escasear y se anuncia que habrá cada vez menos, entonces quedan a la vista todos los males acumulados: en 70 años los temas sociales y políticos, y en los últimos 20 años, los económicos y estructurales.
Estamos muy cerca de ser “reseteados” como país, lo cual nos da la esperanza de “reiniciarnos”, y hace que la construcción del futuro ya no dependa del presente o del pasado, porque allí no hay nada a que aferrarse. Pero no se trata de dos instantes donde todo cambia, pues mientras dura el “reseteo” (que puede aun ser un tiempo largo), y comienza el “reinicio”, corremos el riesgo de apagarnos. Tenemos que concentrarnos en el presente y seguir trabajando con las condiciones reales para mantenernos activos, cada quien haciendo lo mejor en nuestros roles en la sociedad, tanto profesionales y personales, como en nuestra faceta política y ciudadana.
Cuando la gente se pregunta el porqué tanta amenaza de EEUU que finalmente no cumple, siempre hay al menos dos opciones: 1) que está esperando al reseteo para que sea más fácil la incursión, y 2), tal vez la más probable, que es que la estrategia sea la amenaza en sí misma, y no la posibilidad de cumplirla. En cualquiera de los dos casos, el deterioro diario y acelerado de la calidad de vida del venezolano, hace que el tiempo conspire contra el pueblo: más gente morirá, que en normalidad, no debería morir.
Lo razonable sería que el chavismo, el civil y el militar, llamara a su gobierno a una reflexión que pondere el altísimo precio que se está pagando por retener el poder en sus manos. Tal vez, pensando ellos en preservar la revolución, deberían considerar seriamente en dejar el gobierno en manos de la oposición, la cual es la única opción que puede significar una esperanza. Y si esta no lo hace bien, en las siguientes elecciones, podría fácilmente recuperar el gobierno.
Pero claro, sabemos que no pasará y que todas las opciones pacíficas se van agotando rumbo al reseteo, que será el momento en el que como nación, estemos más vulnerables, y, lamentablemente seremos víctimas fáciles de los de afuera.
Con miras a las elecciones argentinas, cabe la reflexión de que el tobogán en el que estaba el país en el 2015, fue interrumpido por la elección de Macri; pero mirando el caso Venezuela, si regresara el kirchnerismo, automáticamente se retornaría a la pendiente negativa. Pero ya contando con casos como vaca muerta o aerolíneas argentinas, para financiar un camino de populismo inmediato, que traerá nuevamente pobreza a mediano y largo plazo. Y entraríamos nuevamente en el circuito involutivo que hace que nuestros dos países no puedan despegar como se lo merecen.
Social
Las bases populares ya no tienen diferencias entre ellos y se han convertido en una masa homogénea y sufriente que ayuda a su vecino, así este sea de un pensamiento político opuesto. La polarización y la ideologización, se han convertido en un lujo que ya el pueblo venezolano no puede darse. El Clap, para mucha gente, es la única posibilidad de acceder a alimentos, y como su distribución está en manos del chavismo, pudiera dar la falsa idea de que porque alguien lo recibe, automáticamente cuenta con su lealtad y sentido de pertenencia. Eso ya no es mas así, y pese a que hay una gramática, unos símbolos y unas resignificaciones que mantienen una cierta unidad, cuando se trabaja persona a persona, la respuesta es que están saturados de seguir viviendo mal, y estarían dispuestos a apoyar una opción alternativa. No hay que olvidar que la verdadera base de la pirámide, “siempre” ha vivido mal, desde antes del chavismo, lo cual no significa que esté dispuesta a seguir aceptándolo. El pueblo venezolano es esencialmente aspiracional, y siente que por este camino no hay una esperanza de futuro mejor.
Como sociedad estamos llegando a un punto de hacernos inviables, y la mejor señal de alerta, es la estampida de venezolanos, entre 3 y 4 millones que es más del 10% de la población, huyendo de una situación en la que estamos mal y vamos peor. Con un perfil etario entre los 20 y los 40 años de edad, mas algunos hijos y padres. La mayor proporción está en la clase C, y la diferencia entre la clase AB y la D. Los más pobres, clase E y la indigencia, no tienen la posibilidad de escaparse y se conforman con migrar hacia el centro del país que se está convirtiendo en un nuevo polo de atracción, aumentando los cinturones de pobreza.
Lamentablemente, lo social está íntimamente relacionado con lo político, y a diferencia de lo económico, no podrá comenzar su transición hacia la mejora sin que antes ocurra la transición política.
Política
Excepto por las amenazas de aquí y de allá, hemos vuelto a entrar en una meseta, que se parece mucho a las anteriores. Hoy ya es comúnmente aceptado el tema del “gobierno dual” o “doble gobierno” o “doble comando”, y hasta hay áreas de competencia que se van dando naturalmente, según el poder e influencia de cada uno sobre cada tema. Por ejemplo, el tema Citgo, ya está en el ámbito del gobierno paralelo. Y así nos vamos a encontrar que se consolida el poder del chavismo fronteras adentro, y el de la oposición fronteras afuera. Y tan es así lo del poder interno, que ya el chavismo ha identificado, y está trabajando con ellos, a una “oposición sensata”, de forma tal de contar con un microclima favorable, pues reconocen a Maduro como presidente –la mayoría de ellos participó en las elecciones del 20M2018- mientras que la otra oposición, la verdadera, la que tiene con ellos a las bases, no lo reconoce. El tema de “las oposiciones” a que se refería Maduro en estos días, tiene que ver con eso. Ante las apologéticas manifestaciones de reconocimiento por parte de la cúpula chavista, cabe la duda de si esa “otra oposición” está representada en Barbados por la gente de Guaidó, o por la del chavismo.
Lo cierto es que la vía política se sigue agotando, lo cual nos acerca a la peligrosa “continuación de la política, pero por otros métodos”.
Económico
Los dos momentos económicos más relevantes para un país, son cuando está en expansión, y cuando está en recesión. La revolución, que uno la conoce por los hechos (la vivimos todos los días), y por los dichos (hemos estudiado los tres planes de la patria) estaba “diseñada” para expansión, pero la realidad la ha puesto tener que sobrevivir en recesión, y eso no está en ninguno de los preceptos, ni escritos, ni referencias a los que haya tenido acceso. Y eso se nota, pues se sigue aumentando el tamaño del gasto, no ya por la inercia inflacionaria, sino desde el punto de vista de la estructura, pues el estado sigue creciendo, y ya a esta altura eso no es financiable. El exceso de gasto público versus los ingresos, nos asegura una inflación estructural, la cual podrá ser disimulada por políticas tipo el súper encaje (única medida que se puede decir que es antiinflacionaria), la cual por sí sola, no es suficiente, pues no hay manera de detener el pago a proveedores, ni la nómina del estado. El aumento de sueldos que se esperaba para estos días no ha podido ser anunciado, pues no está claro cómo evitar un nuevo disparo del dólar y de los precios.
Ante la falta de ingresos por exportaciones del estado (petróleo, minas, otros) habrá que vivir –como lo hace cualquier país normal- de los ingresos fiscales, y eso es algo que la revolución tampoco sabe hacer. Ha llegado el momento de hacer una revisión profunda de nuestra economía, y replantearse desde el estado un cambio radical. Es algo que habrá que comenzar a hacer ahora, conjuntamente chavistas y opositores. Porque si esperamos a que se produzca el cambio político, tal vez para ese momento, nuestra inviabilidad como nación será tan evidente (el reseteo), que posiblemente caigamos en un desmembramiento anárquico que haga que realmente se pierda la república. Y es responsabilidad del gobierno iniciar estas reformas lo antes posible, porque luego puede ser tarde.
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