La visión es el driver del cambio. Es el norte hacia el cual debe dirigirse una empresa o institución, pública o privada. En general, ese norte, por estar en el futuro, está claro sólo en las mentes de aquellos pocos que participaron en su identificación; y aún entre ellos seguramente habrá discrepancias de interpretación.
Teniendo en cuenta que el tránsito hacia el futuro, hacia ese norte, lo tendrá que hacer la organización en su conjunto, y no solo los ideólogos del cambio, resulta evidente que hay que tomar alguna acción específica y especializada para que la gente se entere y así poder alinear conceptos. Un razonamiento para tener en cuenta en este momento, es que cuanto mas detallada sea la visión, mas difícil será conseguir la alineación; y por el contrario, cuanto mas amplia y breve (aunque precisa) sea, mas fácil será que mas gente se entere y la comparta.
Hay que darle a quienes tienen la misión de alcanzar los objetivos, la mayor flexibilidad y la mayor capacidad de maniobra posibles.
La es la manifestación estratégica de un estado que se quiere alcanzar; si se elige el camino correcto y en el tiempo adecuado, es posible que ese estado se alcance con pocas variaciones con respecto a lo planificado.
Las condiciones del entorno y el marco jurídico-referencial y de políticas, son los límites del camino que hay que respetar; en cuanto a los bordes, y en cuanto al destino final. El resto, si se va directo, si se hacen paradas, si se zigzaguea o se va pegado a un borde, queda a criterio de la gerencia responsable del proyecto.
No debe olvidarse que un emprendimiento como el de alcanzar una nueva visión, debe ser tratado como un proyecto, con principio, fin y con recursos asignados y responsabilidades en el tiempo claramente establecidas, así como con seguimiento y una evaluación periódica de resultados, y ajustes en caso de ser necesario.
Mover toda la organización hacia algo nuevo, involucra revisar y mejorar todos los procesos internos, hasta el nivel de procedimientos; implica cuestionarse los sistemas de información y promover su renovación hacia algo que contemple la máxima integración posible. También significa hacerse cargo del perfil actual de recursos humanos, y planificar acciones tendientes a dotarlo con las habilidades y conocimientos acordes con la nueva visión.
En los tiempos de crisis que se nos avecinan, en los cuales se nos presentarán turbulencias -propias e importadas- lo único que nos mantendrá en el curso estratégico y evitará el colapso será la fuerza de la visión y la capacidad de responder a las preguntas de Qué somos y en Qué negocio estamos.
Aun estamos a tiempo de prepararnos, pues cuando las dificultades comiencen, y es seguro que comenzarán, no tendremos el tiempo de atender a lo estratégico pues la consigna será solo sobrevivir. Y en esas condiciones las posibilidades de lograrlo serán mas bajas.
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