Sigue habiendo dos dimensiones que ni se comunican, ni se reconocen entre ellas. Hablan, la una de la otra, en términos irreales; los unos, como si la oposición estuviera derrotada, Guaidó perdiendo fuerza y que lo único que los sostiene es el apoyo de los americanos; mientras que del lado de los otros, suponen que Maduro está contra las cuerdas, y que con la falta de gasolina, la electricidad y la presión internacional, ya está “ido”.
Y los dos se equivocan:
- El chavismo, porque solo miran para adentro (“mirarse el ombligo” le dicen), descalifican a la dirigencia opositora y no les interesa el sentimiento real de rechazo mayor que van produciendo en la gente. No entienden que su situación de estar en el gobierno y de tener que estar explicando que las cosas no les salen bien porque los americanos los sancionan, no hace más que agrandar la brecha entre su propia dirigencia y las bases. Las cuales están (y estarán mas) desprotegidas, dándoles una vulnerabilidad creciente, que solo pueden resignificar, en forma cada vez más difícil y menos creíble. Si a esto se suma que la “oposición no existe”, entonces su percepción, los lleva a subestimar la realidad y creer que, tal como les funcionó en el pasado, todo se arregla con y en revolución. Y eso ya no es más así, ya hay señales claras de que las cosas están cambiando, pero ellos siguen manteniendo su estrategia de la “Plaza Altamira”, de dejarlos hacer, porque solos se desgastan. También creen que volviendo a aplicar un llamado a elecciones (esta vez, parlamentarias) podrán dividir a la oposición. Su capacidad de maniobra se estrecha, sus apoyos internacionales más sólidos están geográficamente muy lejos, y su estructura interna se está fragmentando.
Haciendo una referencia cruzada, hoy existe una MUD en el chavismo, que aun no ha mostrado abiertamente los liderazgos emergentes (pero que están allí para el lector interesado), y que lo harán a medida que la situación interna se siga deteriorando, y que las reglas de juego (Plaza Altamira y parlamentarias) se les reviertan en contra. Y tampoco quieren ver que el descontento puede hacer que se supere el miedo, y que haya una explosión social.
- Por su parte, la dirigencia opositora sigue pensando que Maduro dejará el poder en los próximos meses, 3 parece ser el número mágico (mientras el chavismo hace planes para el 2021), y que debido al deterioro de la situación, o bien renunciará, o bien su propia gente (militares entre ellos) lo sacará. Creen que un golpe militar los llevará el poder, sin considerar que como la FANB es chavista (así algunos de sus miembros no lo sea), si pasara algo así -lo cual es poco probable- retendrían el poder para sí mismos, porque nunca se subordinarían a un presidente opositor. El hecho de que sean la última fuerza armada deliberante en Latinoamérica, no significa que estén dispuestos a dejar de serlo.
Las bases de la oposición, son muy grandes y cada vez más sólidas detrás de la idea de la salida de Maduro, y apoyando casi con exclusividad a Juan Guaidó como persona, dejando de lado a otros dirigentes (los 40 candidatos de Pompeo) que tienen un cierto resentimiento (unos más que otros) a que el liderazgo lo tenga un emergente del partido más pequeño de la oposición; por lo cual lo atacan, en vez de apoyarlo, y tratar de buscar alianzas de partidos. La heterogeneidad de la dirigencia partidista opositora, lleva a que tengan en su seno un abanico de opciones que van desde algunos con una cercanía casi peligrosa con el chavismo, hasta aquellos que están prácticamente concentrando sus esfuerzos en la violencia, pasando por los que son tan amplios, que su espectro incluye, desde un extremo al otro, abarcándolo todo. Leen al chavismo como si no tuviera poder, cuando la realidad les muestra todos los días, todo lo contrario. Y la equivocación más fuerte fue compartir esa percepción con los americanos, los cuales arrastraron a más de 50 países, los que al final llegaron a sus propias conclusiones: la oposición tiene un entendimiento sobre la realidad política y militar, que no es la correcta; hay que corregir. Y en eso están, mientras aquí, internamente, se espera para ver cuál es la nueva aproximación que tendrán los americanos para cumplir con el compromiso de Trump, que es la salida de Maduro.
Así como EEUU se ha involucrado hasta convertirse en un vocero de la oposición, ahora parece que Rusia lo está haciendo de parte del chavismo. Por ejemplo, por la cancillería rusa nos enteramos que habría nuevas reuniones en Noruega; ni por el chavismo, ni por la oposición (que lo niega), sino por los rusos. Así las cosas, la situación de Venezuela entra abiertamente a ser una pieza más del ajedrez geopolítico, donde los tres grandes actores, EEUU, China y Rusia, van manejando sus intereses y prioridades, cada vez mas lejos de nuestra dicotomía chavismo-oposición. Por lo cual, el hecho de que uno u otro se termine imponiendo internamente, solo será el resultado de una negociación exógena, y no la pulseada interna a la que estamos acostumbrados a hacer seguimiento. Irán, Siria, Crimea, terrorismo, venta de armas, guerra comercial y tecnológica y hackeos, son los temas por los cuales podríamos ser una moneda de canje. No sabemos cuál será, y cuando sospechemos de alguno, seguramente no será ese.
Las guerras epistemológicas que le mencionaba en informes anteriores, se pelean en el campo de las redes y los medios, usando todas las herramientas y opciones a su alcance. La verdad de una mentira, de la mentira, cuando se trata de un fake news, es capaz de confundir hasta al mismo iniciador de la jugada.
Haciendo seguimiento al tema de las elecciones argentinas, tal como les decía, hay aun mucha tela que cortar, y que ni Kirchner está tan fuerte como dicen, ni Macri tan débil como lo muestran. Kirchner se apoya en la mala situación económica, mientras Macri lo hace en un cambio de perfil estructural. La inflación, recesión y endeudamiento, son dos temas que han estando en la vida del argentino por décadas, y que ni asustan, ni sorprenden. En definitiva, el tiempo desde aquí hasta las elecciones, irá poniendo las cosas en su justa perspectiva, y la elección sin duda será, pasado versus futuro. Y allí veremos si hubo o no, maduración política en la sociedad argentina.
Social
Las cifras de ACNUR revelan que más de 4 millones de venezolanos emigraron desde 2016, con un impacto social muy fuerte, tanto para Venezuela, como para los países receptores. Para Venezuela significa la exportación del bono demográfico, el cual tradicionalmente había sido, no solo el orgullo de la nación, sino también la garantía de un futuro de prosperidad. Hemos perdido el 13% de nuestra población, concentrado en la económicamente activa, dejándonos una minoría de jóvenes, y una mayoría de personas mayores. Ese contingente de jóvenes engendrarán las nuevas generaciones de los países receptores, por lo que nuestra capacidad de crecimiento, se verá seriamente limitada.
Cuando las cosas cambien, nos veremos forzados a importar conocimiento e información, si queremos impulsar rápidamente una educación de calidad que nos haga avanzar varias casillas en el juego del desarrollo, en el cual ya hemos retrocedido varias. Lo que era normal en el pasado, que era ganar competencias internacionales de conocimiento, hoy es una excepción, pero que nos muestra la gran capacidad de resistencia, y las ganas de cambiar que tiene nuestra sociedad. Lo que si será difícil de importar, es el amor a la patria, pues eso solo se logra con tiempo, y tal vez lo herede la siguiente generación de nacidos en Venezuela, hijos de los inmigrantes programados, que, según las áreas de necesidad, tengamos que importar. ¡Qué mal negocio nos hizo hacer la revolución!
Política
Estamos en un momento de reacomodos que es crítico para el devenir político del país. Así como el 23E y el 30A fueron momento de ajuste en la dirección, estos días, también serán clave por la necesidad que tiene la oposición, de hacer una re lectura de la situación interna, y de la verdadera correlación de fuerzas. El hecho de que EEUU, esté revisándola, debería impulsar a que la oposición también lo haga, para por lo menos estar alineados y reconocer que las expectativas que se habían creado, ni eran realistas, ni eran viables.
El haberse amarrado al mantra y haber hecho que la grande y sólida base opositora lo compre, no es bueno, pues le quita capacidad de maniobra. No hay más que ver la reacción adversa de la gente ante la presencia en Oslo, a lo cual Guaidó, apelando a su nuevo y sólido carisma, tuvo que responder con el mantra, el cual en sí mismo es la antítesis de lo que podría ser una posición inicial en cualquier proceso de mediación o negociación. En definitiva, un mantra, no es sino un fenómeno comunicacional, el cual, si se mantiene el fondo y el espíritu que lo alimenta, puede perfectamente ser modificado. Y de esa forma, la energía de la gente, que es muy poderosa, se canalizará en una sola dirección. Porque con la rigidez del mantra actual, cuando las expectativas se perciben traicionadas, se devuelve en contra y eso si es difícil de manejar. Pensamos con palabras, y a ellas las convertimos en acciones.
El chavismo, difícilmente cambie su estrategia política, por lo que hay una oportunidad para la oposición de hacer ajustes en la propia, a la vista de que por el camino que se iba, no había destino al cual llegar. La mezcla de arrogancia, con falta de visión es una fórmula letal para enfrentar esta nueva situación, así como la nueva oportunidad que se presenta por delante. Si a lo nuevo se responde con lo viejo, entonces, posiblemente repitamos la experiencia y la oposición siga siendo oposición por mucho tiempo más.
Y mientras todo lo anterior ocurre, las proyecciones para un pronto cambio, se alejan en el tiempo…ya no mediados de 2020, sino un poco más tarde y no de la manera que la gente espera que pase. Esto no termina, sino que se transforma a través de una negociación que solo ocurrirá, cuando las dos partes entiendan que necesitan del otro para poder seguir. Ni un minuto antes, ni uno después.
Económico
Parece cada vez más claro que la transición económica ya arrancó y que no esperará por la política. Comenzar a pensar en términos de mayor liberalidad, es posible que nos lleve a un manejo más racional de los recursos económicos. Sin la transición política, solo lograremos cambios en la economía transaccional, y tal vez algunas mejoras poco profundas en los términos de la propiedad pública y la desinversión para que la asuma el sector privado. Así como hemos visto que la formación por el mercado, del precio del dólar puede ser transmitida al resto de la economía, y que si se deja evolucionar este fenómeno con baja intervención del estado, pudiera llevarnos a restablecer un sistema de precios de referencia; habría que hacer algo similar con lo que pudiéramos llamar la “última milla” de la economía. Pasando al sector privado, rápidamente y sin mucha burocracia, las estaciones de servicio y algunas distribuidoras eléctricas, permitiendo que el precio de esos bienes y servicios, se forme también en el mercado. Así como se frenó la exportación ilegal de alimentos, también podría frenarse la de la gasolina.
La participación del mercado se puede convertir en la herramienta milagrosa, que haga que la transición económica sea tan buena y valiosa, que la lucha por el poder entre políticos, pase a un segundo plano. Estamos en un momento crucial, ojalá estemos claros en las consecuencias de no aprovecharlo.
Latest posts by Benjamín Tripier (see all)
- La naturaleza del alacrán - 20/08/2019
- Hay que parar esta locura!!! - 12/08/2019
- Reseteo y reinicio - 05/08/2019





