El bombardeo de información al que estamos sometidos en Venezuela, nos crea una situación de alienación que está afectando la salud la gente; de todos, chavistas y opositores. Las llamadas fake news están teniendo un rol importante, y ya no se puede pensar que sean generadas al azar. Cada vez está más claro que se trata de laboratorios, que por estar en la nube, no podríamos saber dónde se producen, quién las distribuyen y a quién benefician. Pero si está claro que son parte de una campaña:
- Si tuviéramos que adivinar dónde se producen, los mitos urbanos se los asignarían a los rusos o al famoso G2 cubano. Los primeros sabemos que existen y que están en ese negocio, por las noticias globales, y los ataques cibernéticos a varios países; mientras los segundos, para mí, son como fantasmas que nunca he visto; se de los contratos para montar salas situacionales, y software para manejar registros, notarias e identificación; nunca he visto uno, además que el término G2, es más propio de la organización de la OTAN (jefatura 2, inteligencia) que de los ex satélites soviéticos, además de no tener ni siquiera acceso a internet. No pensaría ni en los americanos, ni en los venezolanos.
- El otro segmento, es quién las distribuye. Allí si entra en juego la sub-inteligencia chavista que solo las coloca en el “mercado”-como mayoristas- y las redes opositoras, que son muchas, se ocupan de distribuirlas, a veces dándole credibilidad y pensando que hacen bien en alertar, y a veces, muchas veces, diciendo que son fake, que no les crean. Pero en cualquiera de los casos, contribuyen a su difusión y consiguen el impacto. Llegan a ser titulares de prensa, y a ser validados por portales considerados como “serios”. Por ejemplo, la gaceta extraordinaria que anuncia el aumento de salarios, todo hace pensar que es falsa, por la secuencia de números y por haber permanecido sin filtrarse desde el 16A, fecha de la “gaceta”. Pero, a lo mejor no lo es; a esta fecha, sigue la duda, pero la distribución fue tan buena, que ya no importa: el daño está hecho y la gente se siente cada vez más insegura y vulnerable.
- Finalmente, a quién benefician es al gobierno chavista, pues quienes se angustian mas son los opositores, mientras que el chavismo es mucho más disciplinado y se guía solo por sus propios medios, que ni son secretos, ni son privados, sino que es el conocido como sistema nacional de medios públicos. En definitiva, el gran perjudicado por las noticias falsas es el conglomerado opositor, que, al estar en resistencia, sufriendo las calamidades de la situación, y sin tener capacidad de modificar las políticas públicas, se anima o desanima según lo que las redes le dicen. Hay que estar claro que solo hay un medio en Venezuela que cubre y muestra noticias de la oposición, que es El Universal; para el resto, el temor hace su trabajo y se inhiben total o parcialmente de darles cobertura, y menos que menos difusión previa y convocatoria.
Es bueno mencionar que colocar noticias verdaderas, pero que son, o bien viejas, o bien de otros lugares, también forman parte de las llamadas fake news.
Las redes sociales son los medios a través de los cuales se comunica la oposición, y si uno tuviera que asignarles efectividad, diría que es muy alta, y que, a medida que se despliegan las confusiones, la misma red, las va metabolizando y la gente aprendió a dudar de todo. Entonces, las fake news no cambian ni distorsionan el resultado final, pero en su camino de depuración van alterando la psiquis del opositor. Por ejemplo, si bien una noticia falsa nunca ha logrado afectar el éxito de una convocatoria, si ha ido creando sensaciones y sentimientos contradictorios que terminan minando la confianza en que la oposición si podrá tener éxito de modificar la realidad y ponernos a vivir mejor.
Se ha llegado a tal punto de destrucción, que ya no importa tanto si los que vienen serán mejores o no que los que están; lo que importa, es que los que están dejen de hacer el daño que hacen y le pasen el testigo a alguien más.
Lo anterior nos lleva al tema de la confianza en Juan Guaidó. Si un opositor no lo apoya, indirectamente está apoyando a Maduro y su gobierno. Esto es así, pues el chavismo ya ha dado muestras más que fehacientes, de que no cambiará su modo (equivocado) de hacer las cosas. Entonces, si no apoyas a Maduro, y no apoyas a Guaidó, entonces ¿qué?
Volviendo a la balanza del poder:
- En un plato, el del chavismo, está la FANB (entendiéndose que, a estos efectos, bolivariana significa chavista), está la institucionalidad formal adaptada para actuar como “la legalidad”, la capacidad de represión (que pudiera ser brutal) y encarcelamiento, el manejo de algunos pocos fondos en el exterior (que al ser opacos, no se sabe ni cuáles ni cuánto tienen), mas la capacidad de imprimir cantidades gigantescas de bolívares que solo sirven internamente. Además de, entre el 25 y 32% de un apoyo ideológico, que baja a menos de 20% cuando de la gestión se trata. De este lado también están todos los símbolos y lealtades que se han ido construyendo, así como las estrategias distractoras y superficiales con las que se van defendiendo, tales como las misiones, y los programas asistenciales, que ya no arreglan nada, pero que mantienen a la gente en movimiento.
- En el otro plato, el de la oposición, está la institucionalidad que le da la AN, más toda la que se va construyendo en el exterior, hasta el punto de haber creado, con reconocimiento internacional, un gobierno paralelo, que poco a poco va alcanzando un peso tal, que pudiera igualar o hasta superar el poder del chavismo. Cuenta con entre el 70 y 80% del apoyo de la gente, con capacidad de movilización, y con motivos más que suficientes, como para salir un día a la calle, y no retornar, hasta que la situación desastrosa cambie. Pero esto solo ocurrirá, cuando el miedo transmitido vía las redes, pueda ser superado y la gente esté dispuesta a todo, inclusive a perder la vida si fuera el caso. No está claro cuál es el punto en el que eso pudiera ocurrir, ni cuál sería el detonante (por ejemplo, ya sabemos que el apagón generalizado, no lo fue). De este lado de la balanza también habría que colocar la mala gestión de gobierno, que va dándole argumentos a la oposición, y que sin duda es el caldo de cultivo donde se va gestando la explosión que más pronto que tarde ocurrirá.
El hecho de que la balanza no se incline fácilmente hacia uno u otro lado, nos muestra la paridad de fuerzas, que pareciera que solo podrá ser quebrada por algún tipo de evento catastrófico, que se sume a uno u otro plato. Si bien la probabilidad de que el plato del chavismo sea el que se imponga es más baja que la otra opción, tampoco es una certeza. La oposición debería imponerse, porque es la única opción que tiene cierto sentido de racionalidad: es la única opción para que pase algo diferente y podamos comenzar a vivir mejor. Además de porque toda la región, que había sido influida por el chavismo, ya lo abandonó y ahora está buscando otros aires. Y finalmente, por el compromiso activo que asumió la presidencia de EEUU, con la salida de Nicolás Maduro y su estructura de poder.
Si tuviera que arriesgar probabilidades, diría que el chavismo tiene alrededor del 30% de probabilidad de quedarse, y la oposición, un 70% de hacerse con el gobierno. Pero todo eso va cambiando, y las circunstancias no favorecen al chavismo.
Social
Una de las razones más claras que arrojan los trabajos de campo, para explicar el comportamiento de la gente, tiene que ver con el miedo a expresarse públicamente, protestando, pese a que las protestas ya dejaron de ser políticas, y se convirtieron en sociales. En recuperar los derechos humanos básicos que están siendo vulnerados. Por supuesto, que debe esperarse que un político opositor se apoye en esas necesidades para hacer política, siempre y cuando no pierda de vista que la razón genuina de pedir un cambio de gobierno, se convierta en una razón interesada para que un partido se imponga sobre otro. Una multitud protestando por razones genuinas, es prácticamente indetenible, si le pone el nivel de compromiso y asume los riesgos de represión. Y estos últimos aumentan en la medida que las razones van mutando a objetivos políticos, y más si son partidistas.
Comencé diciendo que el factor miedo aparece con claridad en las lecturas; pero hay que estar claros en que el miedo no es permanente y que las condiciones que lo generan van transformándose hasta convertirlo, mas en miedo a seguir como están, que miedo a la represión.
Nuestra sociedad está saliendo del modo “anomia”, y migrando al modo “protesta”.
Política
En un momento, yo comenté que en realidad no me importaba quien estuviera en el gobierno, mientras hiciera las cosas bien y enrumbara al país en una senda de prosperidad y progreso. Alguien me contestó diciendo: entonces tú eres un NI-NI.
Tal vez en algún momento del tiempo esa afirmación hubiera sido acertada; pero en este momento podría ser cierto solo con un cambio de modelo, pues con el que tenemos, es prácticamente imposible enrumbar el país. Entonces, mi afirmación debería ser complementada con un “excepto el gobierno actual”. Creo que la categoría NI-NI, perdió entidad, y la recuperará cuando los parámetros para medir gestión, no tengan una distancia tan grande como la competencia entren el “bueno” y el “pésimo”.
Ya nuestro problema no puede pasar por la política, porque se trata de parámetros objetivos de medición, como la pobreza, el PBI, la inflación, estado de la infraestructura, credibilidad interna e internacional, acceso al crédito, y otros tantos más, que hacen ver que el otro NI, nunca podría incluir al gobierno que hoy tenemos. Y lo más triste, es que ya ellos mismos se quitaron la posibilidad de corregir y retomar la senda del progreso: ya no pueden, ni siquiera aspirar a ser un NI.
Económico
El aumento de sueldos del 1ro de mayo, lo pagará la nueva emisión monetaria, y el uso de lo que se llaman reservas excedentarias. Se utilizará la liquidez primaria, pues la secundaria está casi desaparecida, por el encaje especial de 100%, que termina en un neto del 70%, pero que prácticamente inhibe la expansión del consumo y el crecimiento. Quedan las tarjetas y algunos créditos mínimos que la banca tiene que evaluar y decidir a quién le presta; pero más importante, a quién no le presta. Y eso es el nuevo foco: es más importante decidir a quién no se le presta y que efecto tiene en el corto y mediano plazo. Se le prestará al mejor cliente? O todos los candidatos a recibir el crédito tienen un ranking equivalente? Habrá que prestárselo a aquel que tenga un mayor impacto positivo en la generación de empleo o en el desarrollo de alimentos? En fin, pareciera que habrá que incluir más elementos de caracterización a la hora de activar el mecanismo de expansión, que no es otra cosa que un crédito. Y al contar con ese nuevo tipo de parámetros, les será mas fácil explicarle a una gran empresa, porque a ella no, y a otro sí.
El gobierno sigue creyendo que con el súper encaje está combatiendo a la hiperinflación, sin darse cuenta que en los niveles y características de la nuestra, ya no hay instrumentos de política monetaria que tenga efecto, por sí mismos. Es un tema mucho más complejo y más cercano a la inflación estructural, con componentes fuertes de restricción de la oferta agregada. Es como bajarle la fiebre a un enfermo de 50 a 48 grados, sin buscar siquiera la causa de la infección. Eso no es un éxito, sino la muerte segura del paciente.
El otro error, es creer que con la restricción del crédito se está frenando al dólar paralelo, sin entender que el dólar en Venezuela no opera como moneda, sino como un commoditie que se comporta como tal, respondiendo a las leyes de oferta y demanda: cuando hay muchos dólares disponibles, entonces el precio se estanca (es rígido a la baja), y cuando escasea, entonces sube. Y el hecho de que también se use como valor estable de intercambio, no significa que la economía este dolarizada. Es una economía en bolívares con alta inflación buscando anclas estables para transar; así como es el dólar, podría ser cualquier otro bien o hasta una o varias cuasi monedas…de hecho, podríamos decir que el dólar actúa como una cuasi moneda para seguir operando en bolívares. De todos modos, el etiquetarlo como “dolarización”, no hace sino añadir grados de confusión a una situación ya de por sí, distorsionada y confusa.
La única recomendación que podría hacerle al gobierno en una situación de trampa como la que estamos, es que tome distancia de la economía (que de todos modos no sabe, ni puede manejar) y le permita operar sin su intervención y que trate de dejar a la banca lo más libre posible, para que pueda recuperar sus corresponsalías, las cuales se alejan de nosotros por un mínimo sentido de overcompliance ante la fuerza y expansión de las sanciones al gobierno y relacionados de Nicolás Maduro.
Las sanciones no abarcan al sector privado, por lo que sería de buen sentido común alejarse del manejo de la economía…y con eso solo, ya comenzaríamos a estabilizarnos. Veríamos como ciertos indicadores comienzan a mejorar, y que si bien no van a solucionar los problemas de fondo, por lo menos podrán destrabar algunos de los nudos que tenemos. Ah, y si la preocupación son los subsidios, no es un problema: usen el carnet de la patria como si fuera una tarjeta de crédito interna, y liquiden al comerciante contra el IVA u otro mecanismo cualquiera de exacción fiscal vigente. Esto lo vengo proponiendo desde hace años, pero parece que ha llegado el momento de darle un segundo pensamiento.
Releyendo este informe semanal noto una híper crítica a la gestión de gobierno, que podría pensarse que me hace perder objetividad. No lo creo, más bien pienso que lo más objetivo que se puede ser en este momento, es transparentar la situación, ya sea para que el gobierno se llame a la reflexión, ya sea para que todos los que no somos gobierno, sepamos a qué atenernos, y como protegernos. Y ese es el sano propósito de mis informes, los confidenciales (escritos y presenciales), los privados, y los que publico en mis columnas de El Universal.
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