La estrategia da el sentido de dirección a una organización, pública o privada, orientándola a alcanzar su visión.
Hace 15 años, una declaración de visión de cualquier empresa terminaba con la frase “…asegurando el retorno para el accionista”; posteriormente, se agregó la frase “…y con conciencia ambiental”. Hoy en día una declaración de este tipo no estaría completa sin incorporar “….y con responsabilidad social”.
Esta evolución está asociada a la sustentabilidad de las empresas en el tiempo y compromete el excedente económico de la siguiente manera:
- Al principio sólo para reinvertir (costos de infraestructura, tecnología y gente) y para el accionista (dividendos sobre la inversión)
- Luego, además de la anterior, para devolverle al ambiente lo que desde siempre se le estaba tomando sin compensación (calentamiento global, manejo de desechos y pérdida de bosques, entre otros)
- Y finalmente se le agregaba el pago de la deuda social con la comunidad (local, regional, nacional y global) la cual había sido históricamente ignorada por las empresas y mal manejada por los gobiernos (de otra manera no se explican los altísimos niveles de pobreza y pobreza crítica que hay en el mundo y en Latinoamérica).
Calcular el retorno sobre la inversión considerando sólo los costos y la productividad es casi natural; incorporar el componente ambiental no fue fácil, pero ya está integrado como parte del modelo de negocios de una empresa. Ahora, cuando se llega al componente social y al mayor costo que éste necesariamente supone, la reacción que se encuentra es de poco compromiso por considerarlo como una obligación del Estado y de los gobiernos: “…para eso pagamos impuestos”.
La realidad es que los gobiernos por sí solos no podrán solucionar el problema de la pobreza y de la exclusión asociada. Si las empresas no toman conciencia de que vivir en “burbujas” de bienestar, rodeadas de anillos de pobreza, a la larga las dejará solas en sus burbujas, sin tener a quien proveerles sus bienes y servicios, sus negocios colapsarán por falta de sustentabilidad.
En nuestra Venezuela tenemos un segmento socio económico E que representa el 58% de la población, lo cual incluye un 20% de pobreza extrema y requiere soluciones concretas que van mas allá de la responsabilidad social corporativa (filantropía y caridad organizada).
La estrategia empresaria y la buena gerencia deben contener de forma explícita el compromiso con la inclusión social y reflejarse en sus planes y presupuestos, moviéndose con mayor profundidad hacia el desarrollo endógeno y la sustentabilidad.
El tema social no es una moda gerencial más; llegó para quedarse y debe ser internalizada por los gerentes y empresarios para convertirlo en el mejor de sus negocios.
Btripier@ntn-consultores.com
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