Es posible que el gobierno de Trump sea el que más se haya ocupado de América latina en la historia de las relaciones bilaterales. Desde que asumió, echó por tierra el mito urbano, de que “los gobiernos americanos no se ocupan de su patio trasero”; y si se mira bien, ya hasta habríamos dejado de ser un patio trasero, para ser parte del front yard. La cantidad de tiempo presidencial (incluye a toda su administración y al VP) dedicada a nosotros hace pensar en un cambio en los pesos y en las prioridades, y eso es nuevo. Las motivaciones que le asignamos a esta nueva actitud, son múltiples, y casi todas negativas y retorcidas, con el fin último de “quedarse con nuestras riquezas”. También está la motivación electoral, pues tendría un peso relativo en la reelección, vía el electorado del sudeste caribeño y petrolero, así como transmitir el mensaje anti socialismo, con un ejemplo concreto “exitoso” de qué es lo que pasa cuando se aplica. Sin olvidar de que somos “una pieza más en el ajedrez internacional”, y que quiere sacar a China de la región, sin descartar a Rusia, cuyo caso es más un clásico post guerra fría, que un peligro real para esta zona geopolítica. Con China el tema es comercial y global, mientras con Rusia es multidimensional, donde también entra lo militar, y afecta solo al caso Venezuela.
Es bueno considerar que EEUU no es un país presidencialista, donde el presidente puede hacer las cosas a su antojo, sino que hay una institucionalidad muy fuerte que los contrapesa, a la que se enfrentan de diferentes formas, algunas más populares y otras menos. Así como la actitud frente a LA cambió, también está cambiando internamente muchas otras cosas, que hacen que para algunos sea el mejor presidente ever, y para otros el peor. Casi sin términos medios.
Y el punto de palanca para dar vuelta la relación, fue Venezuela, pues fue el país que ofreció, con un gobierno declarativamente antiamericano, la hendidura donde apoyar esa palanca. Ya desde la época de Obama, el establishment americano había decidido que no se podía permitir más tiempo tanto rechazo insultante, y cuando en el 2015 cambiaron los vientos en la región, entonces, comenzó la devolución de las piedras que había recibido (desde el “olor a azufre”) durante mucho tiempo: se emitió la primera executive order.
Por ejemplo, Venezuela fue la excusa para crear el Grupo de Lima, para consolidar su poder e influencia y marcar territorio internacional con el reconocimiento a Guaidó, para reunirse en forma frecuente con los presidentes latinoamericanos, para promover nuevos miembros para la OTAN, Colombia como Socio Global (con Japón, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur) y Brasil como miembro pleno y desmantelar Celac y Unasur. Y dar un giro estratégico al caso Venezuela, asumiendo un rol activo y beligerante, comprometiéndose con la salida de Maduro, con la batería de sanciones más brutal que se había visto en este continente desde el caso Cuba, y que aun no han terminado de hacer daño, cuando ya está listo para avanzar a un nivel más alto que podría llegar a una zona de exclusión, porque ha extendido la “amenaza” a temas de drogas, terrorismo, y lavado, más allá de los de DDHH y corrupción. En fin, tiene un expediente en construcción, que podría completarse hasta con una incursión militar, que parece negada ahora, pero que al seguir “sobre la mesa”, las condiciones siguen dadas para que ocurra en algún momento. Y el compromiso es de tal nivel, que mas allá del peso interno que puedan tener o no, las marchas de oposición, seguirá con su propósito de un cambio de gobierno en Venezuela.
Cuando me refería a la “hendidura”, me refería a que las cosas están realmente mal en Venezuela, y se ponen peor cada día, no por efecto de las sanciones, sino por efecto de dos componentes mortales para cualquier sociedad, cuando van juntos (aunque casi siempre lo hacen): Corrupción e incompetencia. Y allí fue donde EEUU apoyó la palanca…
Social
La emigración masiva que podría alcanzar los 5 millones para finales de este año (ONU), es el indicador social más relevante, que, como la punta de un ovillo, permite llegar a las razones de esa emigración, en algunos casos casi una huida, que en definitiva constituyen la mejor explicación del perfil social de nuestro país.
Las clases más vulnerables, vienen sufriendo de condiciones extremas desde hace décadas; la diferencia con los últimos 5 años es su incremento en cantidad, y profundidad de las carencias. Somos uno de los países pobres de Latinoamérica, y como tal no escapamos a las características que los definen. Salud pública deficiente, educación sin funcionalidad, servicios públicos e infraestructura pobre, desempleo, abuso de subsidios inestables, y sustitución de la inversión pública por gasto social ineficiente y con altos niveles de corrupción.
La condición más frecuente que se identifica en entrevistas focalizadas, es el cansancio y la saturación de vivir mal y saber que eso no mejorará, sino que por el contrario, empeorará. Otro elemento para confirmar lo anterior, es que la dirigencia política, de ambas partes, le pide a la gente, a toda la gente, que tenga paciencia y que aguante, mientras ellos le ganan al otro. Cuando eso lo dice el gobierno (lo viene haciendo hace mucho tiempo), la gente sabe que cuando ganen, si ganan, nada mejorará. Pero cuando lo dice la oposición, si bien tienen la esperanza de que las cosas serán diferentes y que tal vez sean mejores, no saben ni cómo ni cuándo eso ocurrirá.
El temor más importante que debería tener el gobierno, no es a los EEUU o a los Colombianos, sino a la explosión social, que si antes no se veía con claridad, ahora hay indicios de que el pacífico se puede volver violento, y que el armado puede volverse en su contra. La gente está viviendo muy mal y no quiere seguir así.
Política
El aislamiento creciente nos ha convertido en una burbuja donde lo que pasa aquí adentro, tiene un impacto limitado en el exterior:
- En lo económico, ya no tenemos capacidad de influir fuera de nuestras fronteras, y nos estamos encaminando a una economía informal y reactiva, que internacionalmente está saliendo de los circuitos formales y transparentes, así como de los ámbitos de control y supervisión (Basilea)
- En lo social, nuestra contribución está en una emigración, que por sus características de “somalización” creciente, está afectando la infraestructura y los presupuestos sociales de los países receptores, casi siempre cercanos a nuestras fronteras. Los países más alejados recibieron una inmigración temprana, con mayor capacidad de auto sustentación y contribución con las economías que los reciben
- En lo político, lo que pasa en Venezuela, se queda en Venezuela. Ya a estas alturas pareciera que a nuestro destino lo están decidiendo afuera, y que pase lo que pase internamente, gane quien gane, ocurrirá lo que afuera se decida que ocurra. Y todo hace pensar que más pronto que tarde ocurrirá lo que EEUU quiera que ocurra.
La preparación de la revolución, para resistir esta nueva etapa que arrancó con el 2019, armando milicias para la defensa externa y grupos civiles para la defensa interna, pretende acomodar el país en su conjunto para ser una gran masa humana y de activos, dedicada solo a las pretensiones del estado. Y eso lo están haciendo, organizando y alineando sus propios grupos para concentrarlos en un objetivo.
La oposición por su parte, no la oposición “guaidosiana”, sino la de los partidos políticos de base que están bajo su paraguas, no se está moviendo para organizarse de abajo hacia arriba, y está dejando que el chavismo se apropie formalmente (p. ej. vía las milicias) de gente que podría no estar de acuerdo con lo que está haciendo, pero que no tienen alternativas. El futuro está en esas bases y no solo en los dirigentes. Dirigente sin base es vulnerable a que otra fuerza con presencia local se la quite y se quede sin representatividad; Guaidó está haciendo el trabajo de la motivación y la esperanza, pero si a esas bases que está moviendo no las capitalizan los partidos locales, de la oposición local, donde quiera que esté, entonces luego la reconstrucción será más difícil, porque no contarán con líderes locales que acompañen con credibilidad el cambio de paradigma que necesariamente tendremos que enfrentar.
Económico
Nuestro país está empezando a carecer de todo lo que hace a una vida normal}, con la caída del PIB a más de la mitad que en 2013, con el consiguiente aumento del desempleo y la pobreza, más la caída del consumo. El punto de inflexión fue el colapso eléctrico que sirvió para precipitar todo lo que ya venía derrumbándose, la producción petrolera, la petroquímica, las empresas básicas, las expropiadas, todo en el marco de una estatización tan fuerte, que convirtió prácticamente en héroes a los empresarios que resistieron y siguen resistiendo al frente de sus empresas, de sus trabajadores y de sus activos y tecnología, con los que sostienen el componente nacional que se ve en los supermercados.
La preparación de las empresas para asumir un escenario de preguerra, hace necesario que lo que conocemos como inercia, deba ser suspendido de hecho y en forma proactiva por la gerencia; y no esperar, en forma reactiva, a que las circunstancias impongan sus nuevas condiciones.
En el caso de contratos de tecnología y regalías, o pagos, en divisas, por conceptos blandos, debe renegociarse con los proveedores, o las casas matrices, para suspenderlos por tiempo indefinido, especialmente cuando el contrato, por ejemplo, resulta más costoso que otros recursos de mayor criticidad. Con el tiempo, llegaremos a una Venezuela que pueda darse el lujo de pagar regalías y contratos tecnológicos, pero por el momento, como sociedad, ya no podemos hacerlo. No tenemos la capacidad para financiar la membrecía al primer mundo…y ni siquiera, al segundo. Ya vendrán tiempos mejores.
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