Otra manera de ver nuestra situación, es entendiendo que hay dos dimensiones, la interna, totalmente en manos de los venezolanos, donde se enfrentan chavismo y oposición, en un entorno país que se desmorona; y la externa, fuera del control de los venezolanos, donde los intereses geopolíticos son los que privan, y que hoy tiene una alineación y correlación de fuerzas determinada, pero que podría cambiar en cualquier momento. En la medida en que las dos dimensiones se mantienen separadas, entramos en lo que normalmente llamamos meseta, y que todo pareciera estar en calma, así todos sepamos que no lo está. Esta situación se rompe cuando la dimensión externa se intersecta con la interna; allí es cuando ocurren los hechos marcadores que han caracterizado este año 2019. En el pasado, hasta diciembre de 2018, no se había dado este tipo de segmentación; no había tal cosa como dimensión externa, pues las fuerzas marcadoras estaban adentro, así hubiera algún actor externo interviniendo mas ad hoc que en forma estructurada y sistemática.
La relevancia que tiene esta segmentación es que permite entender que el esquema de “juego trancado” que ha caracterizado a la relación chavismo-oposición, ahora tiene otras vías para romper esa dicotomía; por lo que ya podemos anticipar que la solución -porque seguro que habrá una solución- no será totalmente interna; mejor dicho, será entre nosotros, pero tendrá un muy alto contenido de participación extranjera. No creo que sea una participación militar (aunque perfectamente podría ser porque “aun está sobre la mesa”) porque todo hace pensar que crearía nuevos problemas que podrían afectar el trabajo de la diplomacia americana que ha estado promoviendo una alineación con los países de Latinoamérica, a los que realmente les afectaría un conflicto armado en el continente; se estaría abriendo una puerta por la que podrían entrar muchas cosas, y ya dejaríamos de ser una zona de paz.
Lo cual no quiere decir que EEUU, no vaya a hacerlo…perfectamente podría, porque ha ido desarrollando una batería de motivos que le darían el marco de “razonabilidad” para una acción de este tipo. El tema es si la solución podría o no mantenerse encapsulada, o si entraría en una “metástasis” política, que podría echar por tierra el cambio de vientos en la región, que todo indica que está bien encaminado, pero que aún tiene focos de vulnerabilidad en los dos países más grandes de Sudamérica: Brasil con Lula, y Argentina con Cristina.
Las sanciones americanas van produciendo un efecto de ablandamiento que deteriora cada vez más la situación interna, afectando la credibilidad del chavismo con respecto a su propia gente, que termina convenciéndose que no hay capacidad para resolver. Lo cual le da ventajas a la oposición.
La medición de los pesos porcentuales de cada una de las partes, fidelidad alta, media o baja, está orientada a eventos electorales, donde se ponga a prueba, mediante el voto, la continuidad o no del chavismo en el poder. Como todo hace pensar que eso no ocurrirá todavía (salvo cisne negro debería estar por el 2022) a esos valores hay que “leerlos” de otra manera; por ejemplo un chavista ligthque sería incapaz de votar por la oposición (hasta votaría en blanco si no tuviera opciones), si estaría de acuerdo en apoyar un cambio de gobierno, pues se trata de un tema de gestión. Hay que considerar que la lógica del Plan de la Patria es que: “No somos el ejercicio de una gestión de gobierno. Somos un proceso revolucionario”. Por lo que la fidelidad medida en términos electorales, no es la misma que en momentos de crisis, porque el paradigma es aplicable al duro, pero no al ligth, pues ese lo que quiere es vivir mejor. Les decía que el concepto de NI-NI no es muy aplicable en esta realidad, donde la polarización no es chavismo-antichavismo, sino que es aceptar o no aceptar seguir viviendo mal. Hay solo una minoría que estaría de acuerdo en seguir inmolándose mientras vive mal, sabiendo que podría vivir mejor.
Social
Las palabras hambre y miedo son las que definen la situación de las clases populares, cuando se les pregunta cuáles son sus problemas. Son dos palabras que se combinan, pues el hambre lleva a la protesta y esta pudiera llevar a algún tipo de levantamiento popular. Ahí es donde entra en escena la palabra miedo, miedo a la represión, oficial y de la otra, a la delación y a perder lo poco a lo que el estado les da acceso. Es tipo una olla de presión, que también ocurre en las instituciones públicas, y hasta en las fuerzas armadas. El problema social más fuerte está allí, en la gente común, ya sea que trabaje para el gobierno o no. La experiencia indica que mientras el miedo sea superior al hambre, esa estrategia, funciona; pero cuando se invierta, y el hambre sea mayor, entonces, casi sin dudas explotará. Habría que ver si la nueva política económica de abrir los mercados, llegará a implementarse a tiempo para evitar que el hambre aumente.
Política
Los sucesos del 30A dieron pie a que otros dirigentes opositores volvieran a salir a la escena política, declarando en cuanto medio quisiera recibirlos. Ese día se rompió el pacto no escrito de no hacer propuestas alternativas (que hasta diciembre había por cantidad) y de no criticar a Guaidó, porque estaba mal visto por la comunidad opositora. Claro, era entendible, pues se veía que había un plan y que este estaba logrando resultados inéditos para la oposición. Pero si la comunidad es impaciente y se molesta cuando las cosas no resultan como se esperaba, la dirigencia lo es aún más y ya pareciera que será difícil recoger el agua derramada. Esto es importante pues la variedad de posiciones en la oposición son una de las fuentes tradicionales del poder chavista. La unidad opositora siempre fue endeble, y cada vez que se logró fue exitosa, pero vulnerable. El éxito, o potencial éxito, es una de las causas por las que la unidad se destruye: cuando se cree que se está cerca el cambio, cada dirigente siente que ha llegado su momento y sale a tratar de pescar en rio revuelto. El 30A fue uno de esos días donde pensaban que ya todo estaba listo.
No obstante, se ve que el plan sigue en marcha, y Guaidó mantiene su espacio, pero ahora recibiendo “fuego amigo”. Curiosamente, la persecución y encarcelamiento o asilo de diputados, está produciendo nuevamente un efecto aglutinante en la oposición, que compensaría los daños mencionados.
Por otra parte, el apoyo de EEUU sigue sólido, aunque podría haber algunos cambios en el perfil de ese apoyo. No en las sanciones pues creen que están dando resultados, sino en la aproximación a la solución, pues parece que finalmente entendieron que cualquier quiebre en la FANB, difícilmente sería para entregarles el poder, y subordinarse, a un opositor. Podrá contarse con algún militar, pero es difícil que cuenten con la institución. Hay que diferenciar a los militares como personas, de la institución militar; los primeros pueden tener dudas y llegar inclusive a dar un golpe, ya sea exitoso o n o; mientras la segunda, es “profundamente chavista”.
Económico
El anteponer la lectura política a la técnica, ha sido uno de los puntos débiles del chavismo, y es la razón por la cual llegamos a esta situación catastrófica. Y eso se nota especialmente, en el ámbito económico. Un economista sale al campo con una caja de herramientas que debe saber cómo usar según el caso. Las herramientas de política monetaria, o fiscal, o el manejo de la demanda agregada y del consumo, la tasa de interés y el tipo de cambio, y el mercado laboral. Ahora, si cuando abre la caja solo encuentra un martillo, lo más probable es que a todos los problemas los vea como un clavo, y actúe en consecuencia: a los martillazos.
Con la gaceta de creación de las mesas de cambio en los bancos, pudiera leerse que hay al menos un grupo de profesionales que cuenta con una mayor variedad de herramientas en su caja. Es una medida correcta, en el ámbito monetario y cambiario; esto es, en la parte financiera de la economía, que es la que crea las expectativas, la que se alinea con la política comunicacional, y la que de alguna manera permite anticipar los resultados económicos. Todo lo que está pasando hoy, fue anticipado, por una simple relación causa y efecto.
Ahora, si esa política pudiera integrarse formalmente con la economía real, trasladándole esa misma liberalidad. Y si pudiera lograrse un circuito virtuoso que engrane las divisas con el mercado real. Y si lográramos volver a llenar los anaqueles de una manera no espasmódica, y con ajustes en la política comercial de las empresas, que lleven el tamaño de los empaque y de los precios, a un punto de accesibilidad que permita que la oferta vaya alcanzando a la demanda. Entonces podríamos pensar que de política monetaria pasaríamos a política económica; eso hasta ahora no había ocurrido. Por otra parte, el gran mercado que representa la llamada “base de la pirámide” puede ser uno de los factores de reactivación, si se combina la política de subsidios con el carnet de la patria programándole una especie de Clap virtual, que pudiera ser adquirido todo junto o por separado en cualquier supermercado o abasto. Y el comerciante recuperaría el diferencial entre precio y subsidio, descontándolo de los impuestos de todo tipo (IVA, ISLR, importaciones). El límite de cada comercio estaría dado por la expectativa de recuperación del impuesto; y eso operaría como una especie de cupo renovable por ciclo de declaración.
Es muy probable que el ala dura del chavismo no esté viendo con buenos ojos esta liberación controlada que va a ocurrir a partir de lunes 13 de mayo. Y esto es así, pues el plan de la patria es muy claro en cuanto al manejo del mercado cambiario, el cual, ya desde el libro azul, prevé control de cambios. Y operacionalmente, para el plan, el mercado de divisas debería moverse de la siguiente forma: generación, administración, diversificación y recaptura de divisas; siendo este último paso, el de la recaptura, el que podría interrumpir esta nueva etapa que está comenzando. Es como el juego de las sillas, donde todos dan vuelta, y cuando deben sentarse, ya falta una silla y alguien se queda afuera. Esos son los elementos que generan la desconfianza que hace que el alcance de esta medida que podría ser profundo, se quede en la superficie, con la incertidumbre de cuál será el día en que le saquen la silla.
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