Es evidente que durante muchos años en occidente, Latinoamérica incluida, hemos practicado una política equivocada con respecto a los conceptos relacionados con lo social; tal vez el miedo al comunismo nos llevó a evitar tratar el tema en términos formales de desarrollo, progreso económico y participación; lo dejamos como un tema blando tratado por disciplinas blandas lo cual se reflejaba en el accionar de los gobiernos a través de planes sociales que excluían de hecho a grandes sectores de la población los cuales, según esa visión, serían beneficiados a través de la redistribución de los beneficios generados por los sectores formalmente incluidos en esa planificación oficial; era una especie de caridad oficial que servía para ayudar a la gente en situación de pobreza, pero que también la anclaba en su situación de pobreza. Por ejemplo se ha visto que los programas de empleo, no generan empleos realmente sustentables y genuinos sino que incorporan transitoriamente al excluido como excluido.
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