Ya sea en Oslo, Estocolmo, República Dominicana o Caracas, ningún dialogo/negociación funcionará hasta que las condiciones estén dadas; las cuales consisten en que se logre una paridad de fuerzas que haga que ambas partes se necesiten mutuamente, y que haya una especie de colapso de algún tipo, que fuerce a que lo anterior ocurra.
En el chavismo. Las fuerzas internas tienen cada vez más razones para cuestionar la gestión de gobierno, pero la disciplina se sigue imponiendo. Desde aquel anuncio del presidente Chávez…”tan claro como la luna llena…”, la “llave” Maduro/Cabello se ha mantenido unida, habiendo soportado en conjunto todas las situaciones y problemas que fueron enfrentando. Pero esa disciplina está compitiendo con una realidad que no es necesario que se divulgue, pues cada venezolano, de cualquier clase, tendencia o afiliación, está sufriéndola. El país se va derrumbando y cada vez les resulta más difícil sostenerlo. La “guerra económica” podrá explicar algo, pero todo el resto es un problema de mala gestión y corrupción. Si bien cuentan con el apoyo de la institucionalidad del estado y la FANB -aunque eso no incluya ni a todos los empleados públicos, ni a todos los militares- el aparato está teniendo fisuras que podrían convertirse en grietas, y la situación de la gente está cada día peor. Hay una deriva que lleva a que, más pronto que tarde, deba haber un cambio de modelo. El tema económico es una señal débil de ese cambio, el cual puede tener un cierto avance sin necesidad del cambio político, el cual pronto será necesario si se quieren lograr las soluciones de fondo.
En la oposición, pareciera que se desataron los demonios y reaparecieron dirigentes opositores a cuestionar públicamente a Guaidó, quien, para este momento es el único líder que cuenta con la credibilidad interna e internacional. El solo ejercicio de pedirle a cada uno de los dirigentes declarantes y descalificantes, que convoque una marcha, aunque sea pequeña, ya les daría una dimensión de la incapacidad de convocatoria que podría tener cada uno. Tratar de repartirse un poder que aun no tienen (y que a este paso no tendrán), los lleva, ya desde hace años, a que contribuyan, por omisión, que este gobierno siga al frente del país. Con esa debilidad será muy difícil que puedan significar un obstáculo para que el chavismo continúe aplicando la misma estrategia, que no es otra que la de Plaza Altamira, dejándolos ir, permitiendo que Guaidó esté libre, y dejando que su propio desgaste haga el trabajo. Y sin duda están siendo exitosos, pues desde enero hasta la fecha, ya lograron que vuelvan a dividirse; división que se profundizará con la convocatoria a elecciones parlamentarias, las cuales harán crujir las endebles estructuras de la dirigencia opositora. La pregunta es si eso ocurrirá antes, durante, o después de la anticipada disputa por la presidencia de la AN, que vendrá entre diciembre y el 5 de enero de 2020.
Una contribución importante de Guaidó podría ser manifestar públicamente que cuando actúe como máximo dirigente opositor, no lo haga como VP, sino como un diputado, reconocido nacional e internacionalmente, para de esa forma bajar la presión de los otros partidos. Cuando comienzan a hablar nuevamente de G4, es porque están dispuestos a echar por tierra el avance sin precedentes que ha hecho la oposición bajo el liderazgo de Guaidó. Más allá de VP y de los “jefes” a los que tenga que reportar, pareciera que ha llegado el momento de decidir si lo siguen y compran una esperanza, o si lo bajan y hay que empezar de 0…no, en ese caso, habría que empezar de menos 14.
El tema de la solución violenta, tipo guerra civil, o guerra/guerrilla de frontera, o la mentada invasión, no ha salido del todo del campo de las opciones posibles, cuya probabilidad de ocurrencia, va cambiando según se mueve el resto de las variables. Cada vez que la solución política, cualquiera que sea esta, se ve frenada, la energía se canaliza hacia la violencia. Von Clausewitz decía que la guerra es un instrumento político, una continuación de la política, por otros medios. O lo que es lo mismo, cuando la política se agota (porque si se agota cuando la gente ya no cree en eso), el camino que queda es la violencia. Entre el 37 y el 40% de los venezolanos estaría de acuerdo con una solución de este tipo.
Por ejemplo, si como se dice, el poder real lo tienen los militares, y estos se alinean solo con el chavismo, estarían, de alguna forma, forzando a que del otro lado, también busquen apoyo armado. Es una cuestión de tiempo entonces para que aquí se produzca un choque fuerte, que termine con el “empate técnico” que tenemos desde hace rato. Hasta que uno, de alguna manera, pacífica o violenta, no derrote al otro, pareciera que seguiremos en esta misma historia de destrucción progresiva. Hoy, no estaría tan claro quién sería el que derrote a quién, ni qué pasaría el día después. No pareciera que el “ni vencedores, ni vencidos” sea posible, sino todo lo contrario.
El volver a mencionar lo militar, es porque no está claro del todo, cuál fue el aprendizaje que tuvieron los americanos en estos primeros meses del año, y cuáles serán las conclusiones a las que habrían llegado para cumplir con el objetivo de Trump, que es la salida de Maduro. Siempre pensando que ellos tienen su propia agenda, y su propio manejo de los tiempos, que a este paso, y con la continuidad de las sanciones, trabaja a favor del deterioro y la ingobernabilidad. Claro que el chavismo también sabe eso, y a su vez debe estar preparando contramedidas, las cuales, desde cualquier ángulo que se miren, solo podrán retrasar, pero nunca detener, un cambio que parece indetenible. Esto, no acaba, sino que se transforma. Con el chavismo en el poder no habrá soluciones, pero sin el chavismo participando, tampoco las habrá.
Social
La presencia de Angelina Jolie en la frontera nos trajo un nuevo perfil de la crisis, que es el de los niños apátridas que para ese momento y ese lugar sumaban 20 mil. Al percibir la situación solo desde los titulares de los medios, perdemos de vista que son niños que no juegan, que no comen, que no aprenden y no tienen alegría, y lo peor, es que pareciera que tampoco tienen futuro. En ese mismo orden de ideas conviene recordar también el caso de los niños en cola para el trasplante de médula ósea, y todo lo que hay detrás de su supervivencia, arrancando por madres sin recursos teniendo que asumir análisis carísimos, teniendo que alimentarse y vivir en una ciudad que generalmente no es la de ellas, los médicos y enfermeras, todos de salario mínimo, una infraestructura hospitalaria decreciente (en el J M de los Ríos quedan solo 80 camas), pero en contrapartida, tienen una mística y dedicación heroicas por parte de una cantidad de organizaciones privadas que están pendientes de las madres y de los niños. Son las que logran las donaciones y las ayudas, y las que gestionan las posibilidades de trasplantes, así como las fuentes de financiamiento.
La gran base de pobreza estructural que tenemos en Venezuela, puede ser o bien una carga que hay que mantener con el trabajo de otros, o una oportunidad de incorporarlos a la nueva vida de crecimiento económico que más pronto que tarde tendremos que iniciar. De alguna manera nuestro país está siendo “reseteado” y lo tendremos que arrancar de nuevo. Si por cada punto del PIB que debamos recuperar, nos obligamos a rebajar, en al menos, un cuarto de punto de pobreza, y transformarlo en fuerza dinámica, podremos entonces si hablar del “milagro venezolano”, en el que personalmente creo, y crecer a tasas del 50 o 60% interanual (El Tesoro en la Base de la Pirámide de C.K. Prahalad (+) de la Universidad de Míchigan), versus los máximos usuales de 7 u 8%, de países como China.
Lo social no es solo lo que vemos, sino que lo más grande y más impactante es lo que no se ve y hace que el mundo funcione: la solidaridad y la esperanza por un mundo mejor.
Política
No se puede negar que el chavismo ya recuperó la iniciativa y está “gobernando” como si no hubiera oposición, la cual volvió a convertirse en el fantasma que estaba en la dimensión detrás del espejo, al cual se apela solo para asustar a alguien y echarle la culpa o responsabilizarlo de algo. El momento que tuvo, ya se perdió, y será difícil que vuelva a recuperarlo pronto. Cada vez que la oposición se replegó, tardo no menos de un año en recomponerse y volver a la carga.
Lo que sí podría significar una diferencia con las experiencias anteriores, es la presencia de EEUU como jugador comprometido, y el deterioro brutal de la situación que está afectando seriamente la supervivencia de la población. No obstante, la solución, no se ve ni pronto, ni fácil.
Ya hace tiempo que los indicadores nos muestran que la base social de apoyo al chavismo, no tiene muchas diferencias con el resto de la sociedad, salvo el hecho de que ahora son minoría. El famoso 70/30, se reivindica solo cuando se habla del abstracto de las banderas y los símbolos, porque cuando se habla de lo concreto de la gestión, se convierte en 90/10, y en términos del “patria o muerte” estaría en el orden del 85/15.
Ya la revolución perdió las bases hace tiempo, y las seguirá perdiendo por una gestión que está terminando de quebrar un país que ya tenía problemas en 1999, pero con el velo de prosperidad ficticia de los ingresos petroleros, robados y malgastados, fueron permitiendo que el deterioro continuara silenciosamente (aunque no tan silencioso con la explosión en la refinería de Amuay que vaporizó decenas de personas, y mató quemadas otras tantas) hasta llegar a donde estamos, con casi toda la infraestructura de servicios colapsada, sin posibilidades de pronta recuperación. El chavismo debe revisar hasta donde está dispuesto a llevar el caos para defender a la revolución en el poder. Ellos mismo saben que mientras no haya un cambio profundo, mañana siempre será peor que hoy…
Económico
Como complemento a la liberalización de la economía, habría que repensar el necesario subsidio a las clases más desposeídas, las cuales deben ser apoyadas, pues en una economía con una recesión creciente, no hay posibilidades de que sean absorbidos por la actividad económica, pues hay una pérdida neta de empleos, en vez de generarse nuevos. Solo podrán ser absorbidos por la economía, en cuanto haya oportunidades de expansión, y una estrategia clara para hacerlo.
La propuesta es que el concepto del Clap, se virtualice y se asigne al carnet de la patria, como un cupo que pueda ser adquirido en cualquier abasto o supermercado, total o parcialmente. Cada carnet debe tener un Clap virtual, y cada local de venta, un cupo para venta subsidiada, el cual tenga como límite mensual, la compensación contra la declaración anticipada del IVA o de cualquier otra exacción, que pudiera llegar hasta los aranceles aduaneros. Ni el carnet de la patria, ni el Clap deberían ser demonizados, pues no son otra cosa que un derecho ciudadano apolítico, tal como la seguridad social.
Con esta propuesta se liberaría al estado de esquivar las sanciones, y se pasaría al sector privado la importación y producción de esos productos. Si el concepto se considerara seriamente, en ese Clap pudieran incluirse 30 litros de gasolina semanales y una cantidad de kilovoltios, además de cualquier otro bien o servicio necesario (p. ej. mensualidad de colegios). Para todo lo demás, operaría el mercado con su propio sistema de formación de precios y armonización económica. Como en China, un país, dos sistemas.
Quisiera hacer mención a un informe de Bloomberg y British Petroleum que menciona que la relación entre la producción y las reservas petroleras del mundo, dan para un rango de 30 a 50 años, si se mantiene el ritmo de producción actual y esperado. Este rango de fechas se obtiene de la suma algebraica de los ratios producción/reservas de todas las empresas petroleras activas en el mundo. Cuando se aplica eso mismo a Venezuela, el horizonte de tiempo llega a 600 años, considerando la cantidad enorme de reservas del país (300 billones de barriles), y el muy bajo y decreciente, ritmo de producción (741 mil bpd en mayo 2019), en contraste con los 11 años de EEUU. La reflexión es que las reservas tienen valor de riqueza, solo si pueden ser explotadas con cierta racionalidad económica; de otro modo son un número que solo sirve para distorsionar los valores de referencia, sin absolutamente ningún valor añadido al conocimiento, y menos que menos, al bienestar. Usar políticamente unas reservas que no podrán ser extraídas sino muy lentamente, es por parte del chavismo crear una ilusión de futuro que no podrá ser lograda, y por parte de la oposición (con los planes varios que están circulando) una falta de realismo en cuanto a nuestras verdaderas capacidades de recuperación.
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