Benjamin Tripier(*)
Incertidumbre es lo opuesto a certeza. El concepto está asociado a confusión y a desconfianza. Las empresas e instituciones, públicas o privadas, siempre estarán gerenciando bajo dosis de incertidumbre. Nada ocurre en los extremos de “todo certeza” o “todo incertidumbre”
La incertidumbre cambiará de normal a alta, según los componentes afectados:
- Normal: Si son internos a la empresa o externos pero asociados a la dinámica del negocio como clientes, empleados y proveedores; éxito de nuevos productos; acuerdos comerciales y de inversión con otros países y regiones. Pueden enfrentarse en el ámbito de las decisiones gerenciales vía tecnología o precios.
- Alta: Si son externos y están relacionados con las reglas de juego (politización, estado de derecho, inseguridad, profundidad de la recesión, tratamiento de la propiedad privada, respeto a acuerdos internacionales). No es posible enfrentar la situación con decisiones gerenciales, hace falta recurrir a acciones de excepción como planes de crisis y de continuidad.
Un gerente profesional estará capacitado para gerenciar bajo incertidumbre, pues el ambiente global competitivo siempre lo forzará. Puede convertirse en un dinamizador, que busque alternativas y vea situaciones en forma novedosa.
Cuando los grados de incertidumbre son altos y las situaciones de excepción son frecuentes, la gerencia tiende a apartarse de las técnicas usuales, pues éstas ya no ofrecen respuestas adecuadas y se puede perder el control. En ese punto la incertidumbre deja de ser un estímulo y se convierte en un problema, afectando la toma de decisiones.
En la toma de decisiones debe haber sentido común e intuición. Para enfrentar la incertidumbre hay que segmentarla en fuentes y factores externos e internos de una empresa. Hay que identificar la lista de eventos que pueden afectar el desempeño del negocio. Por ejemplo, una política económica percibida como negativa, no afectará a todos por igual, la capacidad de desarrollar acciones compensatorias será propia de cada caso.
Una que se desenvuelve en un ambiente de alta regulación tendrá una percepción distinta de las políticas públicas en comparación a una que se desenvuelva en ámbitos competitivos. En el primer caso hay un efecto de dependencia que pasa principalmente por lobbying y negociación; en el segundo caso, el ajuste vendrá por el lado de precios / costos y diferenciación competitiva.
La única respuesta a niveles altos de incertidumbre, está dada por la capacidad de reducirla a través de la planificación y gerencia estratégica. El contar con una visión sólida da un claro sentido de dirección y permite que la empresa sepa dónde está ubicada.
En alta incertidumbre (o transformación), las tormentas de ideas y los análisis de escenarios son los más apropiados. Bajo este ambiente, no es aconsejable tomar decisiones a largo plazo, especialmente en lo relativo a inversiones, gastos, investigación, lanzamiento de productos o servicios y campañas de información/publicidad.
El análisis de escenarios debe considerar el conjunto de premisas (tasa de interés, inflación, tipo de cambio, riesgo jurídico, política fiscal y monetaria, niveles de regulación, entorno laboral y condiciones sociales, entre otros) sujetos de incertidumbre y adecuarlos a las condiciones de la empresa.
En Venezuela no hay empresa u organización que sea inmune a los recientes cambios. Cuando la incertidumbre es mayor que lo usual, podemos decir que estamos en situación de excepción. Sin embargo, cuando esa situación dura largo tiempo, podemos entrar en crisis. Y si esta se alarga, hay un abanico amplio de opciones para enfrentarla.
(*) Economista. Socio Ejecutivo de la Firma de Consultores Gerenciales
Nueva Tecnología de Negocios – NTN.
Email: btripier@ntn-consultores.com
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