Hace falta una hoja de ruta …

Benjamín Tripier (*)

Desde el pasado mes de Abril ha habido una serie de eventos inéditos en la historia política, económica y gerencial del país. Tal vez algunas piezas pudieran ser sometidas a un benchmarking ya sea relacionado con nuestro pasado, ya sea con experiencias de otros países. Pero tomadas en conjunto, definitivamente son  completamente novedosas y algunas son tan especiales que se convertirán en casos de estudio en escuelas de negocios.

Fantasías de un pueblo

A lo largo de estos últimos años se ha notado una referencia insistente a la historia, al pasado (cercano y lejano), a sus personajes y próceres, y a las cosas que dijeron o no dijeron, que hicieron o dejaron de hacer. Un ejercicio estéril que no permite que los muertos descansen en paz y que a los vivos no nos ayuda en los momentos difíciles que estamos viviendo.

Estrategias inclusivas

Está claro que en nuestro país se presentan desequilibrios importantes en cuanto a la distribución del bienestar, y que los caminos que se han intentado hasta ahora para corregirlos no han sido exitosos en cuanto a resultados, pues actualmente la clase D es el 23% y la E el 58% de nuestra población, para un total de veintiún millones de personas en situación de exclusión de los procesos económicos.

La crisis financiera y nosotros

En nuestra Venezuela de hoy, todavía los aires de crisis mundial se respiran sólo en nuestros televisores. El bajo impacto a corto plazo se debe al escudo de protección que nos da tener una economía simple, con perfiles de contacto con el mundo exterior poco sofisticados, es decir, exportamos básicamente petróleo, importamos productos terminados o casi, tenemos un mercado financiero limitado y además, las empresas más grandes están en manos del Estado.