En el momento de tomar una decisión, usted siente un cosquilleo en el estómago, como una alarma, y no la toma. Está frente a una encrucijada y, en forma espontánea, toma uno de los caminos como si ya hubiera estado allí antes. En ninguno de los casos tiene una explicación lógica, racional o analizable, sin embargo, en ambos casos siente seguridad en lo que hace, acompañada de tranquilidad espiritual. Usted está en presencia de la intuición.
No se trata de , se trata de mensajes internos libres de la lógica o el razonamiento, son ideas o percepciones espontáneas, no buscadas, que dan una alerta o condicionan una decisión.
Hay que respirar profundo y cerrar los ojos, buscando relajarse y ponerse en contacto con nuestros deseos y necesidades. Primero hay que tomar responsabilidad por uno mismo y sentirse cómodo o alineado con lo que se esta haciendo, ya sea que se sigue una instrucción superior o si es uno quien genera la decisión. Claro que ese confort con la situación estará asociado a una base profesional, gerencial y de conocimiento del tema a tratar, para garantizar que las intuiciones estarán dentro de un rango de operabilidad y posibilidades.
Es trabajar en lo que se ha dado en llamar inteligencia intuitiva para enfrentar la realidad, los planes, las circunstancias y el contexto, con relación al presente y al futuro. Suele activarse en situaciones de cambio o de necesidad de tomar decisiones, inducidas por cierto grado de ansiedad o miedo.
Para lograr los niveles de abstracción que hagan posibles las intuiciones debe llegarse a un punto que “desactive” la razón y la lógica, ambos son complementarios. Utilizados en el balance, son la base del éxito en la toma de decisiones.
Uno podría pensar que sólo algunas personas con ciertas características paranormales podrían contar con estas habilidades. Pero no es así, se aprende como se aprende cualquier otra habilidad. Cuanto más se usa, más mejora.
Todo esto está asociado a técnicas de introspección y meditación, buscando la calma y el poder creativo en un ambiente de tranquilidad y libertad, aun en situaciones que comúnmente generan alto estrés. Se constituye en una base sólida para el proceso de creación e innovación y se convierte en un sexto sentido, en un presentimiento que se vuelve una seguridad.
Un buen tomador de decisiones debe manejar grupos de información que pueda, poner juntos en segundos y llegar a decisiones rápidamente. Para eso hay que contar con mucha información y con un método de acceso para manejarla oportunamente. Pero eso es automatismo, que explica sólo un porcentaje bajo de las decisiones por intuición.
Si se combina adecuadamente la técnica de los grupos de información en el plano racional con la posibilidad de identificar las intuiciones cuando éstas se presentan, se estará en presencia de un poderoso tomador de decisiones que potenciará cualquier organización o negocio.
Cada vez más las empresas de avanzada, están apuntando a protegerse contratando gente con sentido común y criterio, versus la protección (y limitación) que significa tener manuales rígidos que condicionen y limiten las capacidades gerenciales.
La visión del gerente del siglo 21 debe tener un alto contenido de intuición.
(*) Economista. Socio Ejecutivo de la firma de Consultores Gerenciales
Nueva Tecnología de Negocios – NTN / email: btripier@ntn-consultores.com
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